Barricada de Papel Nº54. Los cuidados fuera del ámbito familiar

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La industria de la senectud

Ser dependiente o tener un familiar dependiente en este mundo, nada preparado para la inclusión, genera constantemente sufrimiento y frustración. Caminar por las calles inadaptadas para sillas de ruedas, es además, una tarea titánica que requiere de mucha paciencia y esfuerzo físico, pues en la mayoría de acerados no hay rebajes que faciliten el  tránsito y en los pocos que hay, los vehículos los taponan.

Acompañar a tu madre o a tu padre en esta etapa de la vida de tanta limitación es una carga pesada que requiere mucha fuerza física, como emocional, a pesar de tener que recurrir a  centros residenciales para sus cuidados por esta situación sobrevenida, ante la imposibilidad de hacerlo en el seno del hogar.

Nadie que no está en estas circunstancias se imagina el tormento que eso produce, cuando cada día que vas a verla, encuentras muestras de falta de atención, las más evidentes, de aseo y cuidados. En ocasiones me he preguntado, pero como me la traen empapada en sudor o con ese sarro en la boca… ¡Quien la trae no detecta estas anomalías o faltas de cuidados!

Precisamente, este tipo de situaciones que intentas comunicar, no se resuelven con el paso de las semanas, ni de los meses, dándote cuenta de que allí dentro, el tiempo de dedicación a cada persona es tan limitado e insuficiente que el sufrimiento está asegurado, siempre que te importen sus cuidados.

A pesar de tu predisposición a cooperar, para hacer eso que ellos no han hecho, deniegan sistemáticamente el  acceso con tu familiar a su habitación para realizarle la limpieza o cuidados que ellos no han realizado, y descubres un trato del todo inaceptable, además, aplicando un régimen de visitas carcelario, donde no está permitido visitar a tu familiar sin comunicación previa con 24 horas de antelación, aun dentro del horario de visitas que tienen pactado en el convenio con la Junta de Andalucía, como residencia concertada, dándote cuenta, de que entran a formar parte de un servicio público con unas normas, pero que una vez está el sello sobre la documentación, ellos ponen sus propias reglas.

Así  son las cosas en esos espacios dibujados de color que publicitan muchas fiestas y actividades para los mayores, fachada de redes sociales que aparentan unas condiciones idílicas,  totalmente alejadas de la realidad de las cuatro paredes, donde las personas mayores y dependientes pasan el resto de su existencia aparentando una vida que no tienen.

Carol Garrido

 

 

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