Sarna con gusto no pica.
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Me produce curiosidad la conducta de muchas personas que lejos de ser los verdaderos protagonistas de sus vidas, son como los apuntadores de una obra de teatro, que se esconden en las conchas y sin mostrarse, difuminan sus palabras en el aire. En los centros de trabajo pasa eso.
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Se cometen injusticias, atropellos y una gran mayoría se traga el anzuelo como un devoto creyente se traga la hostia consagrada, con resignación. Salen del despacho expiatorio con ganas de escupir, pero no, lo tragan. Aprietan los dientes y se aguantan. Esa sensación crea un efecto nauseabundo que debe producir arcadas pero en vez de devolver, plantearse una estrategia, pensar en su conducta, una parte poderosa se adueña de ellos y en vez de desear no haber tenido que tragar ese anzuelo doloroso, ni tener que seguir tragándolo, se rebelan en contra de quien se niega a tragarlo.
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¡Es curiosa la conducta del ser humano!
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Así que a todos los que se tragan el anzuelo, sin hacerse cargo ni responsable de sus vidas, le deseo que vayan mucho a misa que sarna con gusto no pica.
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