En CGT Andalucía, Ceuta y Melilla no podemos permanecer en silencio ante el vergonzoso espectáculo que está ofreciendo el Gobierno de Juanma Moreno —“el moderado”— y su nuevo consejero de Salud, Antonio Sanz, en plena crisis del cribado de cáncer de mama en Andalucía. Una crisis que no es fruto de la casualidad, ni de un error puntual, sino del resultado directo de años de desmantelamiento progresivo del sistema sanitario público, profundizado hasta la asfixia por el PP andaluz en las dos últimas legislaturas.
Hoy, mientras miles de mujeres viven en angustia al desconocer si tienen o no cáncer —porque sus mamografías fueron archivadas sin diagnóstico, sin comunicación y sin seguimiento—, el nuevo consejero de Salud, Antonio Sanz, en lugar de asumir responsabilidades, se dedica a señalar con el dedo a las asociaciones de pacientes. En una muestra de cinismo y desconexión absoluta con la realidad sanitaria, Sanz ha acusado a la Asociación AMAMA de “desprestigiar el sistema público de salud y a sus profesionales”.
¡Qué vergüenza! ¿Desprestigiar? ¿Quién ha desprestigiado la sanidad pública? ¿Las mujeres que exigen respuestas tras haber sido ignoradas por el sistema? ¿O los gobiernos que han permitido que un programa esencial de prevención oncológica se convierta en una especie de ruleta rusa?
La dimisión del jefe del Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Virgen del Rocío, Javier Castell Monsalve, no es un acto de valentía aislado, sino la consecuencia inevitable de un modelo sanitario colapsado por la falta de personal, la obsolescencia tecnológica y la ausencia total de supervisión política. Castell ha reconocido que no contaba con los recursos necesarios para garantizar la calidad del cribado. Pero, ¿quién ha recortado plantillas? ¿Quién ha mantenido contratos precarios? ¿Quién ha ignorado las alertas de profesionales y sindicatos durante años?
La respuesta es clara: el PP de Juanma Moreno, que durante años ha normalizado los recortes, externalizado servicios, precarizado el empleo sanitario y que ha permitido que la sanidad pública se convirtiera en un mero esqueleto funcional, aunque —todo hay que decirlo— con la inestimable complicidad de los gobiernos del PSOE que han ido progresivamente adelgazando la sanidad pública hasta que los populares solo han tenido que rematarla en tiempo récord.
Y mientras tanto, el PP se encomienda a la Virgen. Sí, no es broma. Mientras las mujeres esperan resultados médicos que podrían salvarles la vida, el Virgen del Rocío —el hospital— recibe la visita de la Esperanza de Triana —la virgen—, en un acto que contrasta de forma grotesca con la desesperanza real que viven miles de pacientes. Parece que para el PP, rezar es más urgente que contratar radiólogos, actualizar el software de gestión de las mamografías o garantizar que ninguna mujer vuelva a quedar atrapada en un limbo burocrático que puede costarle la vida.
CGT denuncia con toda la contundencia posible que este escándalo no es un “error administrativo”, sino un crimen de lesa salud pública. De las más de 2.000 mujeres afectadas en toda Andalucía, 1.800 están vinculadas al Virgen del Rocío. Mamografías sin informar, historiales perdidos, protocolos manipulados, personal sobrecargado y un sistema informático obsoleto. Todo esto ocurre bajo la responsabilidad directa de un gobierno que lleva siete años nombrando consejeros de Salud como quien cambia de corbata: cuatro en siete años, sin que ninguno haya sido capaz de frenar el deterioro, todo lo contrario.
Y ahora llega Antonio Sanz, mano derecha de Moreno, sin experiencia sanitaria alguna —recordemos que su viceconsejero en Presidencia, Tomás Burgos, mintió al decir que era médico—, y se atreve a negar la evidencia, a culpar a las víctimas y a repetir bulos ya desmentidos sobre protocolos que, textualmente, obligaban a informar a las pacientes. Esto no es gestión. Es impostura, puro trumpismo. Sanz ha batido todas las marcas en inventarse fake news y conectar el ventilador de la mierda.
Ante este verdadero despropósito, CGT exige:
- La dimisión inmediata de Antonio Sanz, un comisario político sin perfil sanitario, cuya única estrategia es la desinformación y la criminalización de quienes denuncian.
- Una investigación independiente con participación de profesionales, sindicatos y asociaciones de pacientes, que esclarezca las responsabilidades políticas y técnicas de este desastre.
- La recuperación urgente de todos los historiales perdidos y la realización inmediata de las pruebas diagnósticas pendientes, con garantías clínicas y psicológicas para las afectadas.
- La reversión inmediata de los recortes: contratación masiva de personal sanitario, modernización tecnológica y derogación de todas las externalizaciones y privatizaciones encubiertas.
- Transparencia total: Andalucía debe dejar de ser una de las cinco comunidades que ocultan los datos reales de listas de espera diagnósticas.
Este escándalo no es solo andaluz. Es el espejo de lo que ocurre en todo el Estado español bajo gobiernos de derechas: en Madrid con las residencias, en Valencia con la gestión criminal de la DANA, en Baleares, en Aragón… la derecha mata. Los recortes matan. Y la sanidad pública no se salva con velas, sino con presupuestos, personal y voluntad política.
Desde CGT Andalucía, nos solidarizamos con todas las mujeres afectadas, con los profesionales que luchan cada día en condiciones indignas, y con las asociaciones que, como AMAMA, se niegan a callar ante la negligencia institucional. No permitiremos que la sanidad pública se convierta en un cementerio de promesas rotas.
¡Por una sanidad pública, universal, gratuita y con medios!
¡Ni una vida más por los recortes!