El Ayuntamiento de Marinaleda despide a quien se organiza sindicalmente y alza la voz, en un procedimiento plagado de irregularidades.

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De “mesías” para la clase trabajadora a verdugo, de la utopía al despido por reclamar derechos.

El todavía alcalde de Marinaleda ha procedido a vengarse mediante  el despido de la compañera Conchi por organizarse en CGT, representar a este Sindicato y osar reclamar sus derechos laborales básicos como tener vacaciones, cobrar el salario mínimo, etc. .en una empresa llamada Ayuntamiento de Marinaleda.

Con esta actuación antisindical, antiobrera, antisocial… se está manchando y enmugreciendo toda la lucha histórica de un pueblo por la justicia social y una utopía posible, se destruyen los valores de muchas personas que nunca pudieron llegar a pensar que lo que se pedía para otros/as no se aplicase en Marinaleda y mucho menos que se pudiese llegar a despedir a quien pidiese el respeto de los derechos laborales básicos o se organizase en un sindicato combativo para reclamarlos ante la sinrazón de una empresa liderada por un pseudodios icónico. Actuaciones impropias de un regidor que demuestran que no es lo mismo predicar que actuar y que el tiempo sitúa a cada cual en su lugar.

El alcalde y los palmeros que le acompañan en el equipo de Gobierno de Marinaleda van a conocer que las actitudes totalitarias no tienen cabida entre la ciudadanía, tampoco en ese pueblo que reboza dignidad e historia de lucha comprometida en defensa del bien común y que no merece a esos deplorables representantes públicos.

CGT no va a permitir este tipo de actuaciones totalitarias contra quienes se organizan en nuestro Sindicato para la defensa de sus derechos e intereses y señalaremos y actuaremos contra los responsables por todas las vías legales a nuestro alcance. El intento de relegar a Conchi a las tinieblas va a traer cola.

Apelamos a todos los vecinos y vecinas de Marinaleda a que, tal y como han hecho con tantas injusticias, salgan a defender a esta compañera y vecina con una intachable carrera profesional y ciudadana, que es castigada con el despido por reclamar dignidad para las trabajadoras y trabajadores de su Ayuntamiento.

Hacemos un llamamiento igualmente a que no se silencien estas situaciones lamentables y para ello invitamos a que se alce la voz, porque si se consienten estas decisiones por miedo a señalarlas y a su posterior venganza, lo que se conseguirá es que toda la historia de valor de un pueblo ejemplar se pierda.

Ni Conchi ni el resto de compañeras de Ayuda a Domicilio ni tampoco toda la clase trabajadora de Marinaleda está sola y contra la opresión solo cabe la respuesta firme y contundente.

El exterminio puesto en marcha por el alcalde hacía quienes exigen la legalidad tendrá su correspondiente respuesta sindical y judicial.

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