Formación Negociación Colectiva el próximo 20 de marzo

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Lo que actualmente se enmascara detrás de las palabras PIN PARENTAL (control y autorización expresa por parte de las familias de los contenidos de los currículos impartidos a sus hijos e hijas en los centros educativos) es la negación de una Escuela Pública, diversa, plural, integradora y no sexista. Es la no aceptación de los contenidos que se recogen en nuestras leyes educativas y por lo tanto de los valores de igualdad que se recogen en la Constitución.

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En una patética perversión del lenguaje pretenden denominar como adoctrinamiento la normalización de la diversidad y pluralidad en los centros educativos públicos. Adoctrinamiento es, precisamente, lo que tanto en el fondo como en las formas ellos defienden, a la vez que paradójicamente acusan a las demás de ejercerlo: la imposición de una ideología única incapaz de la aceptación de lo diferente.

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Los detractores de una escuela pública plural no pretenden otra cosa que volver a la idea de la escuela del nacional catolicismo, a una escuela segregadora, sexista, xenófoba y clasista, hecha a su medida e intereses.

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Aluden con aspavientos al artículo 27.3 de la Constitución: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” que desde hace escasos 40 años permite la diversidad ideológica en la educación y no precisamente gracias a ellos.

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En la actualidad está más que garantizado que todo padre/madre tiene la libertad de llevar a su hijo o hija al centro educativo que libremente quiera elegir y que segregan por sexo, por nivel económico, por cuestiones de clase social, por nacionalidades, por creencias religiosas, etc. Pueden elegir cualquiera de ellos libremente. Lo que no se puede pretender es que una ideología concreta y unos intereses particulares contrarios a nuestra legislación educativa, sean subvencionados con dinero público.

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La escuela pública es la única que, desde el conocimiento y la sensibilización, puede y tiene la obligación de garantizar la igualdad de oportunidades, la integración de lo diferente, el respeto de la diversidad y el acceso libre a todo tipo de información científica y objetiva sin filtros ideológicos o religiosos.

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Por todo ello, desde CGT insistimos:

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 TODAS LAS ACTIVIDADES DE FORMACIÓN, CHARLAS, TALLERES QUE SE REALIZAN EN ESTE SENTIDO EN LA ESCUELA PÚBLICA, ESTÁN AMPARADAS POR ACUERDOS, DECRETOS Y LEYES EDUCATIVAS, ADEMÁS DE POR EL ESTATUTO DE AUTONOMÍA Y LA CONSTITUCIÓN.

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El miedo y la ignorancia están en las cabezas de aquellos que son incapaces de aceptar que existe una violencia de género estructural contra las mujeres, que el feminismo busca la igualdad efectiva o que hay diversidad de formas de expresión sexual y afectiva. Todas tenemos iguales derechos como personas, independientemente de nuestro origen, sexo, color de piel, capacidad económica o creencias.

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Todo esto es lo que debe promover y garantizar una Escuela Pública de una sociedad democrática y aconfesional. Cualquier educación que ponga esto en entredicho no puede ser considerada como educación pública.

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