Este día, 1 de mayo, Día Internacional de la Clase Trabajadora, la Confederación General del Trabajo de Andalucía, Ceuta y Melilla, alza su voz en nombre de quienes sostienen esta sociedad con su esfuerzo y sacrificio. Desde los campos a las fábricas, desde los hospitales hasta los hogares, las trabajadoras y los trabajadores de Andalucía han demostrado una vez más su resistencia frente a la explotación y la injusticia. Somos quienes producimos la riqueza y, por ello, tenemos el poder de transformar este sistema opresor.
Desde CGT Andalucía, reivindicamos un 1 de Mayo combativo y lleno de memoria histórica. Recordamos a quienes lucharon por derechos que hoy intentan arrebatarnos: jornadas dignas, salarios y pensiones justas, condiciones laborales seguras, libertad sindical… No olvidamos que fue la organización obrera y la acción colectiva las que arrancaron estas conquistas al poder establecido. Y hoy, ante una crisis que no hemos provocado pero que sí pagamos, volvemos a levantar nuestras banderas rojinegras en señal de rebeldía y lucha.
El capitalismo sigue mostrando su verdadero rostro: una máquina insaciable que convierte nuestro esfuerzo en beneficios para unos pocos mientras nos deja solo unas migajas. En Andalucía, tierra rica en recursos y cultura, seguimos siendo testigos de cómo la precariedad, la explotación y la desigualdad se perpetúan como si fueran inevitables. Pero no lo son. Juntas y juntos podemos cambiar este injusto régimen.
En este contexto, denunciamos con firmeza el reciente anuncio de la Unión Europea de aumentar el gasto militar en 800.000 millones de euros, financiados —lo reconozcan o no— a costa de recortes en políticas sociales ya bastante menguadas, especialmente en comunidades como la andaluza, azotada por una ola de recortes y privatizaciones a punta de motosierra. Este dinero, que podría garantizar servicios públicos universales, vivienda digna, pensiones justas, empleo estable o la Renta Básica de las Iguales, será utilizado para alimentar una maquinaria bélica que solo beneficia a las élites económicas y políticas. La militarización no resuelve problemas como la desigualdad, la crisis climática o la falta de derechos laborales; al contrario, profundiza en la miseria de las clases populares y el cambio climático. Rechazamos rotundamente este giro militarista y exigimos que los recursos públicos se destinen a mejorar la vida de las personas, no a fabricar armas.
Además, elevamos nuestra voz en apoyo al pueblo palestino, que resiste heroicamente frente al fascismo sionista, supremacista y colonial de Israel. Denunciamos la ocupación militar, los asentamientos ilegales, los muros de la vergüenza, los bombardeos indiscriminados, el apartheid sistemático que sufren millones de palestinos y palestinas o las amenazas de limpieza étnica.
Exigimos el fin inmediato de la ocupación, el desmantelamiento del muro ilegal, el cese de los asentamientos coloniales y el reconocimiento pleno de los derechos del pueblo palestino, incluyendo el derecho al retorno. Rechazamos cualquier complicidad con el régimen israelí, ya sea mediante el comercio de armas, acuerdos económicos o relaciones diplomáticas que legitiman la opresión.
También denunciamos la criminalización y explotación sistemática de las personas migrantes, tratadas como criminales por buscar una vida digna lejos de guerras, pobreza y devastación ambiental causadas por el capitalismo y el colonialismo. Ninguna persona es ilegal. Las fronteras son una invención del poder para dividirnos y debilitarnos como clase trabajadora. Si no hay fronteras para el capital, no debería haberlas para las personas. Exigimos la regularización inmediata de todas las personas migrantes, el cierre definitivo de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIEs) y el fin de las políticas racistas y xenófobas que criminalizan a quienes buscan una vida mejor. La lucha de las personas migrantes es nuestra lucha.
Finalmente, es el momento de recordar la sangría de muertes y enfermedades graves que ocurren diariamente en los centros de trabajo bajo el eufemismo de «accidentes laborales». No son accidentes, sino consecuencias directas de la falta de medidas de prevención, el incumplimiento de normativas de seguridad y salud, y la presión insostenible por aumentar la productividad. Detrás de cada vida truncada hay una empresa que prioriza los beneficios sobre la vida humana. Decimos basta a esta cultura de explotación extrema. ¡Ni un trabajador o trabajadora menos! Exigimos medidas efectivas de prevención, castigo ejemplar para las prácticas empresariales irresponsables y el derecho universal a un trabajo seguro y saludable.
A todo esto, volvemos a lanzar un llamamiento urgente por la paz en Europa. La escalada militar impulsada por la Comisión Europea pretende perpetuar el conflicto en lugar de buscar su solución. No queremos una Europa militarizada ni una guerra interminable que solo alimente odio, destrucción y sufrimiento. Si queremos la paz, debemos preparar la paz, no la guerra. Los fondos destinados a la militarización deben redirigirse urgentemente a escuelas, hospitales, vivienda social y programas de reconstrucción. Europa tiene la oportunidad de ser un faro de cooperación, solidaridad y diplomacia, pero para ello debe abandonar la lógica de confrontación y apostar por el diálogo.
Este 1 de Mayo no es un día de celebración vacía ni de discursos huecos. Es un llamamiento a la acción diaria y permanente. La CGT de Andalucía, Ceuta y Melilla invita a todas las trabajadoras y trabajadores a organizarse, a construir redes de apoyo mutuo y enfrentarse al poder mediante la asamblea, la huelga y la movilización. No esperemos que otros cambien el mundo por nosotros; juntas, podemos transformarlo. Eso es lo que quieren que no sepas.
Recordemos que el verdadero cambio no vendrá de arriba, sino de abajo. Este 1 de Mayo nos comprometemos a seguir luchando por un futuro donde la libertad, la igualdad y la justicia social sean una realidad para todas las personas.
CGT de Andalucía