A medianoche de hoy comienza la huelga ferroviaria en Málaga de jornada completa convocada por CGT en Renfe y Adif. Esta acción conllevará la supresión de trenes, viéndose especialmente afectadas las líneas de cercanías.
El Ministerio de Transportes ha decretado servicios mínimos. Así, se suspenderán la mitad de los trenes de cercanías en hora valle y el 25% en hora punta. Igualmente, se verá afectada la circulación de trenes AVE y de media distancia.
La huelga ferroviaria en Málaga afecta exclusivamente a esta provincia. Da continuidad a las acciones iniciadas el pasado 28 de junio y se presenta como el último de los paros convocados hasta ahora. Este sucede coincidiendo con la finalización de la campaña electoral. Sin embargo, no se descartan nuevas convocatorias ante la negativa de las empresas públicas ferroviarias y del Ministerio de Transportes.
CGT pretende enviar un claro mensaje a toda la clase política sobre la gravísima situación que padece el ferrocarril en la provincia de Málaga. Esta organización evidencia que seguirá defendiendo “el tren de todas y para todas las personas” gobierne quien gobierne.
Repercusión de la huelga
La huelga del 21 de julio será la más visible hasta el momento. Tendrá más repercusión social al suprimirse parte de los trenes habituales, demostrándose la progresión sostenida en el tiempo de las medidas de presión implementadas por CGT.
Motivos de la huelga
Los motivos por los que CGT ha convocado las huelgas tienen su base en la continua externalización y privatización de servicios públicos ferroviarios. Estos procesos están convirtiendo a las empresas públicas en desiertos de personal ferroviario con derechos, lo que supone el incumplimiento del Acuerdo Marco para la modernización de las Administraciones del Siglo XXI.
El Ministerio de Transportes está llevando al ferrocarril público a una situación caótica de desmantelamiento en Málaga. Esto supone la pérdida de empleo estable y de calidad, y priva a pueblos y ciudades medias del servicio público ferroviario. Ante esta situación, CGT no puede permanecer impasible.
